Llevaba años intentando ir a los campos de lavanda de la zona del Campo de San Juan. Al final, por unas cosas u otras, siempre había algún impedimento. Este año con la excusa de la comunión de mis hijos, me dije: -ahora o nunca-.

Y así fue. Tiramos de contactos, alguien de la zona que nos ayudase a localizar un campo bonito. El atardecer era perfecto y la temperatura, ideal.

Estoy feliz con el resultado, para ser mi primera vez haciendo fotos de comunión en los campos de lavanda, creo que el resultado no puede ser mejor. Aunque los modelos también ayudaron, Pablo y Olivia pusieron todo de ser parte aquella tarde soleada del mes de julio.