Esta es una de esas sesiones que te ponen a prueba. Bec, la mamá de Sarah, me avisó de que la niña era muy llorona y que sería difícil que se dejara hacer la sesión. Nada más lejos de la realidad. Sarah llegó tranquila, al princpio no nos lo puso fácil, pero al final se dejó hacer hasta la pose de la ranita.
Os encantará esta sesión en tonos suaves. Tan dulces como la pequeña Sarah.