Hace unos años conocimos a Mariano. Él es peluquero de novias y siempre que coincidíamos hablábamos en broma de que cuando se casase me tenía que avisar. Yo quería ser su fotógrafa.
Ya pasó aquel 8 de noviembre tan esperado. Haciendo balance de todo, sólo puedo decir que fue unas de las mejores bodas a las que he asistido. Jesús es adorable y totalmente achuchable. Y Mariano tiene una salsa en el cuerpo que no se puede aguantar.
Fue mi primera boda gay, pero os aseguro que no será la última. Me encantó. Desde la casa de Mariano con esas paredes enteladas tan retro donde hicimos las fotos con el cigarrillo, con aquel : «- Silvia, me encanta fumar.» Los taxis londinenses en que llegaron a la ceremonia, la decoración floral a cargo de la Floristería Acanto, el trato y los detalles de Magna Garden…
Podría seguir muchas líneas más, pero me quedo con la sensación que tuve aquel día: lo de Jesús y Mariano es AMOR DEL BUENO.