A la madre María se la escaparon las lágrimas mientras hacíamos la sesión. Y yo no puedo estar más feliz con el resultado de las fotos navideñas de este año.
Todo empezó en Londres, cuando vi un coche Beetle en un afamado escaparate. Desde ese momento no dejé de pensar en cómo sería la campaña de navidad con un coche así. No ha sido fácil. Para empezar quería un 600, más español, más nuestro. El problema era que están muy cotizados, necesitaba encontrar uno en buen estado y que no me costase una fortuna.
Segundo problema, no cabía por la puerta del estudio. ¿Qué hacemos? ¿Cambiamos de estudio o cambiamos la puerta? Evidentemente, cambiamos la puerta. Si algún día me toca la primitiva, cambiaré de estudio. De momento, es lo que hay.
Pues así, amig@s, es cómo de una idea en un escaparate londinense hemos diseñado nuestra navidad. Debéis saber que ya tengo una ligera idea de lo que quiero hacer el próximo año. Aunque lo de este es imposible de superar.